A BORDO CON NAOMY TEJADA. –La felicidad no es un logro. Es un estado emocional. Un logro es algo que se adquiere a través del tiempo, es exterior, que se manifiesta si las circunstancias así lo hacen posible, y es independiente en gran medida de nuestro estado emocional. Un estado emocional, aunque pueda estar dependiente de determinados logros como suele ocurrir en la gran mayoría de las personas, en realidad no depende del tiempo, sino de “nuestra forma de comprendernos y comprender el mundo, en el tiempo”.
Por ejemplo, cuando determinamos que “sin una cosa no seré feliz”, lo que hacemos es postergar la felicidad a un futuro indeterminado, y por tanto, vivir un presente infeliz. Nuestro estado emocional ahora es dependiente de un logro, cuando no lo era en realidad.
Nuestro estado emocional Siempre está presente. Con el deseo, solo lo hemos cambiado en nuestro presente.
Estábamos bien, y ahora estamos tristes porque creemos que necesitamos algo. Pero la realidad, es que no vendrá la felicidad con “ello” con el “logro”. Como mucho nos aportará alegría.
La felicidad viene, o mejor dicho, la felicidad reaparece, con el fin de la necesidad de todo logro futuro para ser feliz. Siempre y cuando, por supuesto, dejemos de machacarnos. Renunciar a la felicidad es fácil. Lo difícil, es no decepcionarse con ello, no menospreciarse.
Nada te da felicidad, porque si existiese una “única cosa” que “diese felicidad”, entonces, se la daría a todo el mundo. Un estado emocional es nuestra relación cambiante. Si es estable y poco auto-perturbada, como las aguas de un lago, la felicidad reaparece.
No nos vienen “estados emocionales” desde fuera.
Es la misma cosa, que cambia su cualidad, dependiente o no, de lo que nos pase “afuera”.
La gente confunde la alegría con la felicidad. La alegría o la euforia, es una situación satisfactoria, que se contrapone a la insatisfacción.
La felicidad es la ausencia de perturbación personal, a pesar de que se pueda vivir momentos de “falta de alegría”.
Es estar en paz con uno.
La alegría, es como el placer, hay cosas que nos lo generan pero ello no es la felicidad. Como el dolor no es tristeza.
Desear un orgasmo eterno, no es pretender ser feliz. Es pretender huir de todo dolor para siempre. Y eso, no se puede.
Existir, es una experiencia de contrastes, y por tanto, quien no comprende y encaja el sufrimiento inevitable de nuestra existencia, no podrá jamás comprender lo que es la felicidad. Llenarse de placer, solo oculta nuestra infelicidad. Quien es feliz, goza cuando ha de gozar, y sufre cuando ha de sufrir.
Quien se acepta, con sus defectos y circunstancias limitantes, conocerá la felicidad. Quien no se acepte, a pesar de vivir en la abundancia, no la conocerá jamás.
Es nuestra relación, con lo que tenemos, y sobretodo, con lo que no tenemos, lo que nos hace feliz”.
Finalmente recordemos. nacimos felices porque carecíamos de perturbaciones personales. Es la acumulación de deseos y decepciones personales, lo que fulminó ese estado emocional natural en todo ser humano.
Hasta el Martes abordianos!