Fuente: Prensa Latina, Puerto Príncipe, Haití.- Las pandillas en Haití comienzan otra semana con su reinado intacto, y la policía junto a los efectivos de Kenya siguen hoy sin poder exterminarlos de sus feudos en Carrefour, Gressier, Ganthier y el 80 por ciento de esta capital.
Desde el 26 de febrero del año en curso la población de Carrefour está a merced de los grupos criminales que controlan este municipio, e incluso obligaron a los agentes del orden abandonar sus comisarías.
Es ya normal ver a los bandidos armados en todas las partes, tienen el control de todo, ya que las estructuras estatales son casi inexistentes.
DINAMICA BIEN CONCEBIDA
Tienen su dinámica bien concebida, hacen guardia a diario, conocen quien está en casa y el que salió, y a que hora regresan los moradores a sus hogares.
Los pandilleros establecieron su propio sistema tributario, de ahí que los dueños de negocios el fin de semana entreguen su contribución acorde con el tamaño de su establecimiento.
Es muy recomendable pagarle porque de lo contrario saquean y le prende fuego a la propiedad, incluso su integridad física corre peligro.
Hasta ahora el diario Le Nouvelliste no pudo verificar si los negocios más formales, como las gasolineras, los bancos comerciales, las oficinas de transferencia de dinero, operan de acuerdo con el estado de ánimo de los grupos criminales plantados en Carrefour.
La Policía Nacional nunca intentó llevar a cabo una operación para recuperar el control de su comisaría, y mucho menos para proteger y atender a una población en peligro, señaló el rotativo.
HACEN RONDAS
A falta de agentes del orden, los pandilleros en sus camionetas y empuñando armas automáticas hacen rondas y revisan en la vía pública transeúntes y vehículos.
Con anterioridad, los criminales llevaron a cabo una cacería de policías, y muchos tuvieron que abandonar Carrefour para conservar su vida.
Medios locales recordaron que las tropas prometidas por la Organización de Naciones Unidas, siguen sin llegar a Haití donde solo están 600 efectivos de Kenya de mil que debían venir.