El Veronero

PERDONAR PARA SANAR

Escritors para ti.- El perdonar no es fácil, pero es necesario por nuestro propio bien, por nuestra propia felicidad.

La terapeuta con ángeles María Elvira Pomo plantea que cuando una persona acumula tanto odio, culpa y resentimiento por alguien, no entendió el para qué de esa persona en su vida. Cuando entendemos esto el dolor desaparece y nos quedamos con la enseñanza y que sabemos que realmente hemos perdonado cuando recordamos esa persona o situación con gratitud.

Ella enfatiza, además, en que el perdón es un acto interior, en el que lo más relevante es seguir nuestro corazón y saber que lo más importante es como me siento yo al pensar en la situación y no en la reacción de la otra persona.

También plantea que nos enfocamos tanto en perdonar a los demás que se nos olvida lo duro que nos damos y nos juzgamos nosotros mismos. Cuando nos perdonamos estamos trabajando en la mejor versión nuestra.

¿Qué debemos hacer para perdonar y perdonarnos?

Debemos meditar sobre el aprendizaje obtenido de dicha situación y una vez obtenido el aprendizaje, cuestionarnos sobre qué haríamos distinto ante un evento similar. Al adquirir dicho aprendizaje podremos entender que todos estamos en este mundo para aprender y así seríamos de perdonarnos y de perdonar a los demás.

Todas las personas que llegan a nuestra vida son maestros que nos ayudan a transformarnos, crecer y aprender, por lo que, cuando sentimos rabia, angustia o ansiedad por alguien debemos entender que dicha persona viene a mostrarnos algo que debemos cambiar en nuestra vida y lo más recomendable es enviarle luz al corazón. La luz se visualiza como amor universal.

Nelson Mandela decía: ¨Al salir por la puerta hacia mi libertad, supe que, si no dejaba atrás toda la ira, el odio y el resentimiento, seguiría siendo un prisionero¨ el perdón libera el alma y elimina el miedo, por tal razón, es un arma poderosa. Perdona a aquellos que te han hecho mal, incluso a aquellos que no se arrepienten de sus acciones, ya que aferrarse a la ira solo te duele a ti. Es difícil, pero es lo que Dios nos ensenó. Si lo haces, traerás sanidad a las heridas de tu alma.

Perdona a todas personas que te han herido y Dios te va a recompensar con doble bendición y con doble victoria. Aprende a perdonar, incluso cuando no te hayan pedido perdón. Los rencores no te van a dejar ser feliz, si no los sueltas.

 Recordemos que perdonar es sanar, aceptar, soltar y quedarnos con la enseñanza, ya que, sin perdón, no hay felicidad.

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